Peje Loser

Andrés Manuel López Obrador emprendió ayer el que seguramente será un camino sin regreso en lo que ha dado en llamar la defensa de la democracia y el voto ciudadano: anunció cinco grandes líneas de gobierno para evitar “que una minoría rapaz lo tenga todo”, y otras cinco nuevas acciones de resistencia civil pacífica “que pueden durar años”, incluida la permanencia de plantones en el zócalo capitalino y en el corredor centro histórico-Paseo de la Reforma hasta que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ordene un recuento total de sufragios, luego de que ayer concluyó el parcial en el que, según dijo, se encontraron “graves irregularidades”.
El perredista tabasqueño instó también a sus partidarios a movilizarse y plantarse ante la máxima instancia electoral si ésta resuelve otorgarle la constancia de ganador a Felipe Calderón, y también en la sede de la Cámara de Diputados el próximo 1 de septiembre a la que “el traidor a la democracia”, como volvió a calificar al presidente Vicente Fox, acudirá a rendir su sexto y último Informe de Gobierno, proponiéndoles permanecer en la plaza de la Constitución el 15 de ese mes “para dar el grito de Independencia” y participar al día siguiente en una “Convención Nacional Democrática para determinar el rumbo de la resistencia civil”, lo que podría llevarlo a una confrontación más, ahora con el Ejército, por el tradicional desfile militar.
Con un estruendoso y prolongado “¡síiii!”, sus partidarios y simpatizantes apretujados en la plancha de concreto del zócalo, entre campamentos instalados ahí, expresaron su acuerdo con las medidas, gubernamentales y de resistencia civil pacífica que López Obrador les propuso. “En nombre de la democracia”, ofreció combatir pobreza y desigualdad; defender el patrimonio de la nación y no permitir la privatización de la electricidad, petróleo, educación y seguridad pública; hacer valer el derecho a la información “porque la tarea de los medios de comunicación es de interés público”; enfrentar corrupción e impunidad, y renovar de manera tajante todas las instituciones civiles “hoy secuestradas por una camarilla enferma”.